Quien busca, encuentra.

Pan y Dafnis
Cuando nos referimos a los rituales, es importante resaltar un aspecto muy importante: estos deben ser ejecutados con todo el rigor, el trabajo iniciático debe cumplimentarse para alcanzar las metas mentales y espirituales y que están destinadas a manifestar en nuestro mundo los beneficios esperados.

Todo cambio o depreciación del rito, debido al desconocimiento o a una ignorancia del proceso mas o menos completa, implica por consiguiente una cierta degeneración de la transmisión iniciática y vibracional, el cambio consciente, solo demuestra que el camino elegido no es de naturaleza real de la relación que la une a su principio espirituales

El principio espiritual o energético, como lo exige evidentemente el fin mismo de toda iniciación, sera siempre, en definitiva, la expresión de un aspecto superior y es una emanación directa de este aspecto la que constituye propiamente la presencia inspirando y guiando el trabajo iniciativo. A fin de que pueda producir los resultados efectivos según la medida de las capacidades de cada uno de los que forman parte.

Acceder a la iniciación es posible mediante la voluntad de aquellos que, observando desde el circulo exterior, entienden que hay un camino interior y al entenderlo toman la decisión de cruzar la puerta o no hacerlo, cruzarla implica derribar tabúes, impuestos por una sociedad manipuladora que nos hace creer que lo positivo es negativo hasta el punto que aceptamos lo negativo como mal menor de una existencia profana, vulgar y en ocasiones indigna y triste.

Pero ¿como pedirlo?, es tan difícil como mostrar el camino a la entrada, nuestra sociedad no está preparada ni lo ha estado nunca, por eso, desde la mas remota antigüedad se ha escondido detrás de los mitos: Horus y Set, Shivá y Satki, Nord y Skadi, Aquiles y Patroclo, Pan y Dafnis, Gamínedes y Zeus

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